08/03/2021
Fuente: Diario de Cádiz
Las matriculaciones bajan casi un 50% en lo que va de año respecto a 2020
La pandemia y las dudas sobre el futuro de los motores de combustión sumen al sector en una profunda crisis
El sector del automóvil encara su peor crisis desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. El impacto de la pandemia de coronavirus en la economía ha agravado la situación de un mercado que ya estaba en una difícil coyuntura por el incremento de la fiscalidad ligada a las emisiones y las dudas de los consumidores ante los mensajes contradictorios de la administración sobre una posible prohibición de la circulación de los modelos de gasolina y diésel a medio plazo.
La venta de coches en la provincia de Cádiz se ha desplomado un 48% en los dos primeros meses del año, una caída diez puntos superior a la registrada a nivel nacional. Concretamente, apenas se han matriculado 1.532 vehículos, según las patronales Anfac, Faconauto y Ganvam.
A ello se agrega la aplicación desde el 1 de enero de un nuevo método de medición de las emisiones de los vehículos, denominado WLTP, más ajustado a las condiciones reales de conducción. La parte negativa es que con este criterio más riguroso, muchos modelos a la venta arrojan ahora un dato más elevado, lo que supone también que también aumenta el tipo aplicado del impuesto de matriculación, cuyos tramos no han variado.
“En otros países europeos se ha minimizado este cambio de tramo con una rebaja del impuesto. Eso no ha sucedido en España”, se lamenta Luis Cabello, que señala que entre el IVA y el impuesto de matriculación, más de un tercio del precio final que abona el comprador va directamente al fisco.
El sector también echa en falta las ayudas directas a la compra tras la finalización del Plan Moves. “La reactivación de la demanda entre los particulares es urgente y en esto tendrá mucho que ver el que se acelere más la vacunación de la población, que se vaya recuperando totalmente la movilidad, pero también que se vuelvan a poner sobre la mesa medidas que dinamicen el mercado, como el Plan Renove o que se reconduzca la subida del impuesto de matriculación”, señala Raúl Morales, director de Comunicación de Faconauto.
“La conjunción de la tercera ola de la pandemia, la mala coyuntura económica y la caída de la confianza de los consumidores sumados al fin del plan Renove y la subida del Impuesto de Matriculación está teniendo un impacto muy negativo en las ventas, especialmente como hemos destacado, sobre las familias”, apunta Noemí Navas, directora de comunicación de Anfac, patronal de la industria del automóvil.
Los fabricantes de coches iniciaron antes de la pandemia una agresiva estrategia de electrificación de sus gamas de cara a evitar las multas que prepara la Unión Europea por exceder el límite de emisiones y que se aplicarán por primera vez este año. “Esto también elevará los precios porque la multa que imponga la UEal fabricante repercutirá sobre el cliente”, asegura Cabello.
El sector reclama a la administración más comprensión para dinamizar una industria que representa el 10% del Producto Interior Bruto de España y aporta casi el 20% de las exportaciones. “Necesitamos que estudien y rebajen los tramos del impuesto de matriculación. También faltan ayudas para cambiar de coche. No podemos olvidar que hay coches muy eficientes de gasolina y que todavía queda mucho tiempo para que el eléctrico ande por las carreteras en gran volumen”, resalta el vocal de ATRA.
En ese sentido, falta claridad por parte de la administración de cara a aclarar la tecnología por la que se va a apostar de cara al futuro, ya que considera que hay una demanda embalsada de consumidores que retrasan su decisión de compra por las dudas sobre la tecnología a adquirir. “Hay mucha gente que busca un coche ecológico y que no consuma mucho pero que aguanta el tirón y espera a que se clarifique qué va a pasar cuando hay coches con GLP que tienen una etiqueta ECO como los híbridos”, resalta Cabello.
En su opinión, todavía falta más de un década para que los vehículos eléctricos tengan una difusión masiva. “El miedo a la falta de autonomía se solucionaría con una infraestructura de recarga realmente extendida como las gasolineras y que a día de hoy aún no existe”, concluye.